viernes, 25 de septiembre de 2009



Julio López está desaparecido. Tres años de ausencia. Tres años durante los cuales se ha intentado callar una voz que se alzaba como denuncia, como lucha. Hace ya tres años que las respuestas todavía no aparecen, que el desaparecido de los tiempos de la democracia (que no es el primero ni fue el último, como nos quieren hacer creer) sigue sin aparecer. Y a esa ausencia no tenemos que callarla, sino retomarla y darle presencia.

Julio López está desaparecido. Y, vale aclarar, no es la primera vez. Había sido secuestrado durante la última dictadura militar por el aparato terrorista de unas Fuerzas Armadas que mantuvieron al país inmerso en la tortura y la oscuridad durante más de siete años. Una dictadura que se dedicó a eliminar y a acallar voces, identidades y pensamientos de cambio. Pero que no pudo. Porque, hacia 2006, López seguía ahí, firme en el marco de la causa que se encargaba de juzgar al represor Miguel Etchecolatz por los crímenes cometidos durante la dictadura. Fue en ese contexto que los grupos que buscan evitar que se juzgue y condene a los asesinos y torturadores que hoy siguen libres secuestraron a López. El mensaje era claro: los métodos y el terror siguen vigentes, al asecho. Y, entonces, el gobierno que defiende los derechos humanos, que se vanagloria de su política en este tema, no dio sino respuestas débiles. De un lado, un discurso de repudio y responsabilidad en la búsqueda de López. Pero, de otro, una ausencia de resultados y una falta de compromiso que no se condecían con lo dicho. Así, su desaparición se fue prolongando hasta abandonar las primeras planas, casi ocultando la importancia del tema.

Julio López está desaparecido. Es por eso que esta intervención aparece y da la cara. Reclamamos, denunciamos, pero, sobre todo, hacemos acto de presencia para que no se borren las voces y las identidades de aquellos a quienes se intenta desaparecer. Porque no olvidamos y no perdonamos es que hoy alzamos la voz y ponemos a Julio López de pie. Exigimos su reaparición como disputa frente al miedo y el terror que nos quieren imponer los mismos de siempre.

Julio López está desaparecido. Pero su voz de denuncia sigue presente y se multiplica.

APARICIÓN CON VIDA YA

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